miércoles, 16 de enero de 2008

Una C's en IRÁN: SHIRIN EBADI




Shirin Ebadi (شیرین عبادی en persa) (nacida el 21 de junio de 1947 en Hamadán, Irán) es una abogada y activista por los derechos humanos y por la democracia. El 10 de octubre de 2003 recibió el Premio Nobel de la Paz. Fue el primer ciudadano iraní y la primera mujer musulmana en recibir este premio. Estos días está en España. Es una mujer indomable, musulmana creyente que está convencida que su religión es compatible con los Derechos Humanos y la democracia y que piensa que los islamistas y los terroristas que matan en nombre de Alá pervierten y falsean profundamente su religión y representan una forma más del fascismo moderno: la más peligrosa en este momento, en primer lugar para los ciudadanos de los paises musulmanes que sufren más que nadie el terror y la dictadura y en segundo lugar para todo el mundo.

Ha intervenido en numerosos casos de violación de los derechos humanos, en especial de las mujeres y los niños. Tomó la representación del único caso admitido a juicio de la masacre de estudiantes del 9 de julio de 1999. Como consecuencia de la divulgación del testimonio de uno de los acusados en este caso, su licencia de abogado fue suspendida por algunos meses.

Así hablaba ayer en Madrid:


"La situación de la mujer ha empeorado bastante durante el último año en Irán. Ha habido muchas detenciones".

Muestra su confianza en la sociedad civil iraní:

"Hay una involución con respecto al anterior Gobierno [de Mohamed Jatamí]. Sin embargo, ese retroceso sólo concierne la actuación del Gobierno. En la sociedad civil, el movimiento que pide un cambio de las cosas ha aumentado de intensidad. El feminista, como el universitario, como el de los trabajadores".



Pregunta. ¿Qué ocurre en el clero iraní? ¿Cuál es el estado de salud de su ala moderada?

Respuesta. Afortunadamente tenemos muchos reformistas en las filas del clero en Irán. Pienso en el ayatolá Sanei, en Bunjurd, en Yuseffi Eshkavari. Pueden tener un papel muy importante, pueden demostrar que el Gobierno está haciendo una interpretación errónea del islam.


P. Y en la dimensión política, ¿ve a los reformistas en condiciones de ganar las próximas elecciones?

R. Los reformistas deben ser mucho más firmes. Si actuaran de manera más firme, no cabe duda de que habría un cambio. Pero en Irán las elecciones no son libres. Los candidatos tienen que ser previamente aprobados por el Consejo de Guardianes, y éste censura a cualquiera que critique el Gobierno. Este poder de veto es inconstitucional. En estas condiciones, yo ni siquiera voy a votar. Pero si se lograra afirmar la inconstitucionalidad de ese poder, eso abriría la puerta a elecciones libres, al cambio.


P. Irán es un país con una población muy joven. ¿La represión del régimen está inhibiendo la voluntad de cambio entre ellos?

R. ¡Al contrario! En lugar de debilitar, fortalece. En los últimos 25 años se ha hecho mucho recorrido. Ahora estamos trabajando para recoger un millón de firmas de personas que quieran expresar su desacuerdo con la discriminación que sufre la mujer. Desafortunadamente, esa pacífica forma de protesta equivale a un "atentado contra la seguridad del Estado", según la justicia iraní. Ésa, por lo menos, es la acusación que se ha dirigido a varias activistas que recogían firmas. La justicia iraní no es independiente. Pero las detenciones no debilitan, fortalecen el movimiento feminista.

P. ¿Las sanciones contra Irán y las acusaciones de EE UU refuerzan al Gobierno en clave interna, incrementan el apoyo del que goza?

R. Ahmadineyad accedió al poder prometiendo mejorar las condiciones económicas, la calidad de vida, pero la gente es cada vez más pobre. La inflación es impresionante, se sitúa alrededor del 20%. La gente se distancia. Las sanciones empeoran la situación económica. Yo creo que un Gobierno responsable debería intentar ganarse la confianza de la comunidad internacional, si acaso paralizando temporalmente el programa nuclear. Jatamí lo hizo. Eso mejoraría las relaciones internacionales, y llevaría a levantar las sanciones.

Es la única ocasión en la que, durante la entrevista, Shirin Ebadi da la impresión de preferir una respuesta indirecta. En la conferencia de prensa anterior a la entrevista, había contestado a preguntas sobre el grado de apoyo al Gobierno de Ahmadineyad en la sociedad iraní enumerando las precarias condiciones económicas en las que versa la población. En ese momento orientó sus críticas contra la incoherencia de la política exterior estadounidense ("hasta hace 20 años, EE UU apoyaba a los grupos radicales islamistas para frenar a la URSS") y también hacia las compañías europeas. "Las empresas de la UE se olvidan por completo de los derechos humanos cuando firman contratos".

En definitiva nos invita, nos exige como demócratas que les apoyemos a los que están dentro, a esa sociedad civil que bulle contra la represión: mujeres, universitarios, trabajadores, intelectuales, profesionales de todos los campos...

Mujeres como las que nos muestra este reportaje, a ritmo de hip-hop iraní, en el que las mujeres se atreven a quitarse su velo enfrentádose a la policia y a los radicales fascistas islamistas que les acosan y las detienen. Un ejemplo cívico para todos nosostros:

¡SOLIDARIDAD CON LAS C's DEL IRAN!

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