jueves, 20 de marzo de 2008

Ciudadanos tibetanos en lucha por la autodeterminación

Los nacionalistas reaccionarios que tenemos en España, a falta de argumentos racionales, acuden de forma delirante a ejemplos y a derechos universales que no tienen nada que ver con la situación ni la historia españolas. Un ejemplo de ello es su recurrente alusión al derecho de "autodeterminación de los pueblos".

Es estos días estamos asistiendo a un nuevo levantamiento popular en el Tibet contra la ocupación colonial china...Pues bien seguro que nuestros delirantes nacionalistas hacen referencias a esta digna lucha para justificar sus fantasías...Ayer fue Kosovo y hoy será el Tibet, exactamente la misma situación que contemplamos cada día en las Ramblas de Barcelona y en el Paseo de la Concha de San Sebastián.




EL TIBET, UN SIGLO DE RESISTENCIA

Los enfrentamientos en las calles de Lhasa, Tibet, entre monjes tibetanos y autoridades chinas, es sólo el más reciente episodio de una historia de ocupación que narra la vida de un pueblo que vive en paz, a merced de las grandes potencias.


Todo empezó pacíficamente. El 10 de marzo último, monjes tibetanos salieron a las calles de Lhasa, capital de la provincia autónoma del Tibet, para conmemorar un año más del aniversario de la colosal insurrección que en 1959 buscó la independencia de esta región, en manos del gobierno comunista chino.

Los enfrentamientos, que ya han cobrado vidas, entre los protestantes tibetanos y las autoridades chinas en Lhasa, ocurren en momentos en que el mundo entero se alista para poner toda su atención sobre China, a pocos meses del inicio de los Juegos Olímpicos del 8 al 24 de agosto de este año.

Pero no son estas protestas el inicio de la causa tibetana, como tampoco lo fue la insurrección de 1959, cuando las protestas en estas mismas calles condujeron a la represión y al exilio de 120 mil monjes, incluyendo a su santidad el Dalai Lama, quien es jefe de gobierno, máxima autoridad espiritual y rostro diplomático de este país.

Conocidos como practicantes de una de las corrientes más complejas y profundas del budismo, los tibetanos vivieron hasta mediados del siglo XX, prácticamente aislados del resto del mundo. Enclavados en las escarpadas montañas centroasiáticas, ha sido el ejercicio espiritual antes que el desarrollo económico y militar, lo que los ha caracterizado.

Sin embargo, los tibetanos han tenido que luchar en los últimos 200 años, contra las grandes potencias imperiales. En el siglo XIX le hicieron frente a la avanzada británica, que buscó hacer de la región una ruta comercial. Luego vendrían los rusos, camino a la India.

Durante el siglo XX, tras una expedita negociación con el gobierno británico, que ocupaba India y colindaba con el Tibet, la provincia pasó oficialmente a manos de los chinos, quienes la ocuparon de manera violenta en 1910, dando inicio a las tensiones con los tibetanos que aún prevalecen hasta el día de hoy.


En 1911 la impasibilidad tibetana se vio perturbada por la ocupación, y los habitantes de la provincia expulsaron a los chinos de su territorio, declarando simultáneamente su independencia. Pero en 1950, China invadiría de nuevo la región. Aunque en su momento, el Dalai Lama pidió a Naciones Unidas una audiencia para protestar por la nueva ocupación, la organización hizo oídos sordos, y así quedó el Tibet de nuevo solitario, sin ningún aliado internacional y con una considerable desventaja militar para contrarrestar al gobierno ocupador.

De ahí que marzo de 1959 marque una fecha especial para los monjes del Tibet, ya que fue durante este mes que se llevó a cabo el último gran enfrentamiento entre las autoridades chinas y los habitantes de la región. Luego de días de lucha armada las principales autoridades tibetanas tuvieron que salir al exilio, incluyendo al Dalai Lama, quien desde entonces viaja por el mundo predicando el mensaje espiritual del budismo tibetano y denunciando las arbitrariedades realizadas por el gobierno chino en la provincia.

El Tibet cuenta hoy con un estatus de autonomía que a los tibetanos no les basta. Ellos quieren ser dueños de su propio destino y se rehúsan a aceptar le legitimidad de la autoridades chinas que el gobierno designa en la región.

Aunque el desarrollo económico ha llegado a esta provincia por cuenta de la inversión estatal, sus pobladores no dejan de apelar a la comunidad internacional para que su estatus de independencia sea reconocido. Para esto, China debe aceptarlo. Pero siendo el gran jugador que es en la actual economía global, ningún país quiere tenerlo de enemigo.

Ahora que los ojos del mundo ven en los Juegos Olímpicos el surgir de una nueva China, Pekín no parece estar teniendo suficiente cuidado: ya van 7 muertos en Lhasa, y una agresiva advertencia de parte del gobernador chino en el Tibet, Chanpa Phuntsok: “de no disolverse las manifestaciones, habrá duras consecuencias contra esos criminales


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